jueves, 20 de diciembre de 2012

MIREMOS A NUESTRO ALREDEDOR...





(Ernesto de la Cárcova "Sin pan y sin trabajo" 1894)

Los Judiciales Santacruceños comenzamos nuestro período de descanso y prestos a celebrar las fiestas navideñas con la connotación intimista que cada uno le otorga, cerramos un año cargado de lucha y perseverancia, siempre bajo la guía de la coherencia y convicción que cada acción requiere. Sabemos en que pusimos nuestra energía y de los logros y lo por lograr. Que ello no nos quite la amplia mirada a nuestro alrededor; en principio para saber donde estamos parados y que fuera de nuestra realidad laboral cotidiana existe otra realidad y que no es la de las frías estadísticas oficiales ni el relato de un proyecto nacional y popular exitoso. Afuera hay deuda. Enorme deuda vestida con traje "prestado" de  asistencialismo que como todo sabemos, terminado el romance acaba con ese transcurrir en su verdadero estado de desnudez. Afuera hay hambre, desnutrición, niños y jóvenes con su futuro arrancado visceralmente por la terrible desigualdad. Afuera hay miles de compatriotas sin trabajo. Afuera hay miles de compatriotas con trabajo semiesclavo, explotados y con su dignidad pisoteada. Sin voz. Y allí es donde cada uno de nosotros debe ser portador de esa voz silenciada, otorgarle sonido y cuerpo. Lo intentamos y lo seguiremos intentando mientras la injusticia siga avanzando y pretendiendo aniquilar nuestras esperanzas. Es nuestro compromiso. 

Más de un siglo ha pasado desde que el autor de la obra que ilustra estas palabras la presentó en sociedad. En la imagen, ese hombre con su puño cerrado por la impotencia observa a través de la ventana,  la fábrica  -fiel testigo de un pasado dignificante- y  a los obreros  que avanzan hacia el lugar del que ya no forma parte.   Las herramientas sobre la mesa a la espera del momento mágico de poder ser utilizadas. Y esa madre sosteniendo con fuertes manos a su pequeño hijo que se amamanta, símbolo de la esperanza,  mientras su rostro denota angustia. 
La escena es fuerte y nos hace pensar: ¿Que ha cambiado en nuestra patria en tanto tiempo? 
Quizás, en la parte que nos corresponde como laburantes, parte de la respuesta se encuentra en nuestro fuero íntimo; allí donde anida la solidaridad, la entrega, la convicción que  luchar por cambiar la realidad es la tarea. Pero para que eso suceda debemos, imperiosa y necesariamente, MIRAR A NUESTRO ALREDEDOR...
Que la alegría de los días por venir no nos haga  perder de vista a nuestros hermanos  pues la necesidad no se acaba con un cambio de almanaque. Y a la hora de brindar, pensemos y orientemos nuestros corazones hacia ellos... Nos necesitan...Y allí debemos estar como verdaderos seres dignos!!


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